Cuando llegue el día,
Cuando llegue la hora.
En la que hermana muerte,
Anuncie que tenemos que ir con ella.
Cuando la vela se apague
Y el carmesí deje de fluir.
Cuando nuestro reloj se pare
Y vayamos a dormir.
Cuando aquel día de ceniza
Lluevan lágrimas de conocidos.
Cuando los colores con el gris se mezclen
Y estemos en la cama eterna.
En un momento nos olvidarán
Y seremos uno más
En la larga lista
De hermana muerte.
Tal vez seamos un pensamiento
Divagando en una mente infinita
Esperando que nos piensen
Para poder vivir desde la muerte.
Qué paradójica a veces resulta la vida.
Nacer, para irremediablemente morir
O tal vez morir para nacer de nuevo.
Y sin embargo todo sigue su cíclico trajín.
Como si fuéramos simples marionetas
De un titiritero de la vida
Quien decide el tiempo de llegar e irse.
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