El fútbol me enseñó varias cosas. La mayoría piensa, que practicar algún deporte no te enseña nada más que prepararte en la parte física y que solo es una distracción o pasatiempo. Tonterías, como que 22 personas estén corriendo tras una pelota, pero para mí es todo lo contrario, es algo que pocos entienden:
Una conexión entre las personas.
Me enseñó a ser humilde ya que por cada ganador
existe un perdedor,
por cada victoria hay una derrota.
Por lo tanto, el deporte siempre da revancha, a mí me dio muchas.
Me enseñó sobre el compañerismo, ya que no puedo jugar solo.
Que cada persona es esencial y se juega en equipo.
Uno no está solo y depende de los demás,
todos hacemos un EQUIPO.
Me enseñó el valor de la amistad para salir adelante
recibiendo ánimos y apoyo cuando uno comete un error.
Me enseñó sobre la palabra resiliencia y entendí
que debo adaptarme a muchas situaciones,
contrarias por poco tiempo,
a salir adelante aunque todo esté perdido
y pareciera que no se puede hacer nada.
Me enseñó el valor de la responsabilidad al aceptar las consecuencias de
mis acciones tanto en la cancha, como fuera de ella.
Me enseñó a tomar decisiones dentro y fuera de la cancha,
aprendí a alimentarme sana y responsablemente,
aunque eso es muy difícil.
Me enseñó sobre la perseverancia: si no puedo hacer algo hoy
debo repetir hasta que lo logre, aunque duela y a veces duele mucho.
Como dijo el profesor Carlos Guillermo Cordero Ticona: “Hoy mejor que ayer y mañana mejor que hoy”.
Me enseñó sobre el sentido de pertenencia,
a ser parte de algo y sentir que uno es valorado por todo el esfuerzo que emplea,
a ser más organizado, más puntual y a dar valor a las cosas que uno tiene...
Ser una buena persona.