Seguía oyendo el sonido de la cascada pero esta vez se intensificaba, se dio la vuelta y empezó a pensar: “ha sido un día tranquilo". Había llegado a las 5:30 p.m. Después de un día de escuela y deporte, saludó a sus padres pero nadie respondió, dejó la mochila y se dirigió hacia la cocina para ver si alguien se encontraba ahí, pero no había nadie, solo una nota encima de la mesa colocada cerca de la cocina que decía: "Lo siento, pero tu padre y yo tenemos una reunión importante, hay comida en el horno."
Suspiró y calentó su comida, la sirvió y empezó a comer, no sintió nada. Veía venir un día en completa soledad, sus padres casi nunca estaban ahí, pero los momentos en los que sí estaban era como si no hubiera nadie en la casa, existía más tiempo del que uno quisiera tener, era aburrido… Terminó la cena y lavó los platos. Subió las escaleras, pero sintió una brisa sombría y solitaria, como un grito de auxilio, que había tardado miles de años en salir de su celda. No se preocupó, entró a su habitación, realizó todos sus deberes y una vez acabados se puso a ver televisión.
Llegadas las 11, apagó todos los artefactos eléctricos y se acostó, estaba en un estado de confusión ya que sus padres siempre llegaban a las nueve “talvez sí era muy importante", se dijo. Al ponerse el pijama sintió un leve rasguño al que no le dio importancia, programó el despertador para el día siguiente y apagó las luces dispuesto a dormir, cerró los ojos, pero en ese momento empezó a oír y sentir que un torrente de agua caía, era como una gran cascada. Decidió revisar con la mirada, pero no encontró nada, el sonido y la sensación seguían, intentó dormir, pero no podía.
Después de un par de minutos logró dormir pero no fue por mucho tiempo ya que el sonido de un tic tac lo había despertado, este tic tac era inusual e incontrolado, como si se encontrara dentro del mecanismo de un reloj tan grande que sobrepasara el big ben. No soportaba el sonido además que éste venía con la sensación de agua cayendo bruscamente. Decidió taparse la cara con la almohada para poder amortiguar el sonido pero era casi igual, se levantó a mirar de dónde provenía el ruido, vio su reloj y ya eran las 3 am; salió de su habitación y se dirigió al pasillo y para su sorpresa el sonido había cesado; bajó a la cocina a tomar una vaso de agua para calmarse; se encontraba feliz ya que por fin podría dormir en paz.
Entró a su habitación, se recostó en la cama y cerró los ojos pero al momento de hacerlo el sonido y la sensación habían regresado pero con más fuerza, sentía que ya no tenía fuerzas ni para levantarse. “Extraño”, pensó, ya no sabía qué hacer. De repente escuchó que ese tic tac venía del reloj, se incorporó con las pocas fuerzas que tenía, pero no pudo, era como si tuviera a alguien encima suyo.Había estado toda la noche sin dormir por un sonido tic tac y la sensación de agua cayendo como una cascada, ahora no podía moverse. ”¿Qué más faltaba?” pensó, “que mi casa se desmorone encima de mío”. Terminó riéndose de lo que había pensado, cerró los ojos para poder darse fuerzas e intentar levantarse, imaginó en como terminaría ese sufrimiento. ¿Podría ser feliz y dormir el tiempo que le faltaba?¿Despertarse con calma y contarle a sus padres lo que le había ocurrido? Quizá estos no lo escucharían porque llegarían a dar la famosa excusa: “No tengo tiempo porque este plano es importante". ¿Podría prepararse para ir a la escuela y contar la noche que había pasado, aunque nadie le creería? o ¿solo le dirían es el estrés porque los exámenes se acercan? No le importaba mucho. El espantoso sonido quebró sus pensamientos, abrió los ojos, juntó las fuerzas y logró incorporase, luchó para poder agarrar el reloj, tenía razón, el sonido provenía de ahí. Se dirigió hacia la ventana para poder deshacerse del maldito reloj, sintió una calma indescriptible al abrir la ventana, su madre entró en la habitación con una cara asustada, estaba muy blanca, como si hubiera escuchado la muerte de alguien, la vio y le sonrió. Tiró el reloj, en ese momento sintió calma y se encontró en un lugar blanco y frio.
La madre bajó las escaleras hasta el patio y vio a su hijo que se encontraba en el piso frío y sin alma, con una gran mancha de sangre en la pierna derecha, se había estado desangrando desde que se había puesto el pijama poco a poco la sangre caía, eso explicaba la reacción de su madre ya que había llegado a su casa y al entrar a la cocina encontró un rastro de sangre que conducía al cuarto de su hijo. Al abrir la puerta lo había observado, estaba débil y pálido. El tic tac del reloj y la sensación de cascada era su pierna, que sangraba por un desprevenido corte.
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